Skip to main content

A menudo cuando oímos los nombres de ciertos ingredientes empleados en cocina o repostería vegana nos suenan demasiado “exóticos”. Realmente resulta muy interesante descubrir nuevos sabores e incorporarlos en nuestros menús. Con todo, muchas de estas materias primas tienen un origen más antiguo que el ingrediente que creíamos “tradicional”.

Minolta DSC
Es el caso por ejemplo de la harina de espelta (Triticum aestivum) también llamada escanda. Últimamente su popularidad ha crecido vertiginosamente (sobre todo en repostería) gracias al reconocimiento de sus múltiples propiedades nutricionales.

Sin embargo el origen de la espelta es muy antiguo (está considerada como la primera variedad de trigo cultivado). Las primeras plantaciones se remontan al 5000 ó 6000 a.C. en una ubicación incierta del sureste de Europa que podría corresponder con el actual Irán. Luego su uso se extendió a Egipto e incluso a China en donde se elaboraba un tipo de cerveza con este cereal.

Durante la Edad Media su cultivo se extendió por toda Europa: España, Austria, Suiza o el sur de Alemania. La razón es muy simple: este tipo de cereal soportaba muy bien el frío y la escasez de agua, adaptándose a los climas más adversos. Era la variedad de trigo reservado para las clases más ricas mientras que los pobres comían pan elaborado con harina de centeno.

Ya en el siglo XIX su cultivo fue decayendo debido a que era menos productiva que el trigo común (la dura corteza que protege el grano hacía necesario descascarillarla antes de la molienda). Por este motivo su uso quedó relegado al medio rural. Actualmente, los nutricionistas han re-descubierto el alto valor biológico de este cereal y nos recomiendan comerla a menudo por los siguientes motivos:

  • Es rica en proteínas, aminoácidos como la lisina (escasos en otros cereales), vitaminas B1 y B2, fibra, minerales y muchos nutrientes indispensables para gozar de una buena salud.
  • Contiene ácidos grasos omega 3, omega 6 y omega 9.
  • La grasa que posee es de tipo insaturado (no aumenta el colesterol).
  • A pesar de su alto valor energético, tiene menos calorías que la harina de trigo convencional.
  • Es más digestiva y mejor tolerada que otro tipo de granos. Esto se debe a que tiene menos gluten que otras variedades del trigo (a pesar de ello no es apta para celíacos).
  • Gracias a la dureza de su cáscara, posee una resistencia natural contra las plagas. Por este motivo es muy apreciada en la agricultura ecológica ya que en su cultivo no se requiere del uso de pesticidas.
  • Tiene un sabor delicioso, con un toque ligeramente dulce que recuerda a la nuez. Ideal para la repostería y para elaborar platos dulces o salados.

Si todavía no la has probado ¡anímate a enriquecer tus platos con otras opciones 100% veganas y saludables!

Una forma fantástica de disfrutar de la espelta en nuestra mesa es sirviéndonos un buen plato de nuestros Espaguetis de Espelta Integral con Salsa Boloñesa.

espaguetis-de-espelta-integral-con-salsa-bolonesa

La espelta en su variedad integral es la más sana y digestiva. Por otra parte, la soja texturizada empleada en la receta de nuestra salsa boloñesa nos aporta todas las proteínas que necesitamos para estar fuertes.

¡Un plato super nutritivo y delicioso para disfrutar solo o en familia!

Leave a Reply