Todos pasamos por épocas en que las digestiones se vuelven especialmente pesadas, sufrimos acidez, gases o nos parece tener siempre el estómago vacío pese a haber comido. Las causas pueden ser muchas: desde el estrés, problemas estocamales, el uso de ciertos medicamentos o, muy frecuentemente, una dieta pobre en nutrientes y con demasiados contaminantes.
Es importante saber identificar los síntomas. Si existen náuseas, dolor abdominal o pérdida de peso, debemos acudir cuanto antes a un profesional en medicina. Los consejos que hoy te daremos sirven solamente para aquellos casos en los que el trastorno digestivo es causado por malos hábitos en la mesa.
¿Sueles padecer episodios frecuentes de…?
* Acidez: también conocida como enfermedad por reflujo gastroesofágico. Suele presentarse como una sensación de ardor a la altura del esternón y puede irradiar hacia la garganta. Una causa (poco común) de la acidez es una hernia en la parte superior del estómago. También puede estar producida por el uso de ciertos medicamentos…
Cuando no se debe a ninguno de estos motivos y la acidez forma parte de nuestro día a día, debemos vigilar aquello que comemos. Trata de limitar el consumo de alcohol y cafeína. Lo mismo podríamos decir de las comidas muy condimentadas, las grasas o los derivados lácteos… por lo general, tienden a empeorar los síntomas.
Algunos alimentos que reducen las secrecciones digestivas son las manzanas, la col o el brócoli (tienen propiedades astringentes).
* Hambre al poco tiempo de comer: puede que tu cerebro te esté avisando de que necesita azúcar. ¡Qué no falte el sabor dulce en tus comidas! Incluye calabaza y boniatos en tus sopas y guisos, o prueba deliciosas verduras dulces a la parrilla (zanahoria, cebolla, chirivía). Los tés de frutas, además de ser ricos en antioxidantes, te ayudarán a regular tus niveles de glucosa y a calmar la ansiedad de seguir comiendo golosinas.
* Hinchazón: aunque parezca mentira, algo tan simple como aprender a masticar despacio, sirve de ayuda para reducir los gases. Trata de tomar la fruta antes de las comidas o un par de horas después (nunca como postre). Algunas infusiones (hinojo, cilantro, comino o anís) pueden aliviar los síntomas.
¿Por qué la carne y sus derivados no son muy digestivos?
Pensamos que ser vegano es una decisión que debe tomarse por convicción e ideas propias. Como un compromiso de respeto hacia la vida de los animales, el medioambiente y un modelo de consumo más justo y sostenible. Con todo, también es cierto que muchas personas deciden hacerse veganas por motivos de salud. La carne y los derivados animales no son alimentos muy digestivos, sobre todo si se abusa de ellos.
Algunas razones
- La carne carece de fibra, una sustancia indispensable para el buen tránsito intestinal.
- Suele ser rica en grasas saturadas, que aumentan los niveles de colesterol nocivo en sangre, incrementando el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares.
- Nuestro organismo no es capaz de digerirla correctamente. No somos animales carnívoros. Empezando por nuestra saliva que tiene una composición alcalina (la de los animales es ácida). Además, los intestinos de los animales carnívoros son cortos y rectos (están preparados para evacuar rápidamente los residuos) mientras que los intestinos humanos son largos (miden más de siete metros y medio). La carne pasa demasiado tiempo en ellos, fermentándose y convirtiéndose en toxinas que la sangre absorbe. El riesgo es mayor cuanta más carne se consume, hasta el punto de que el pH de las células puede verse alterado (se acidifica) dando lugar a diversas enfermedades. Dos de estas sustancias: el ácido úrico y el amoníaco se consideran cancerígenas.
- Las toxinas propias de la descomposición de la carne no son las únicas atacan nuestro organismo. Los animales son asesinados con crueldad y esto provoca que segreguen mucha adrenalina y bilis antes de morir. A esto habría que sumarle las sustancias químicas que se le inyectan a la carne para que no se descomponga y se vea fresca en el supermercado. A veces incluso está tratada con hormonas, antibióticos o se les da de comer a los animales bolitas de residuos cloacales desinfectadas con cesio, además de tranquilizantes y otras sustancias para que engorden y pesen más a la hora de la venta.
Después de conocer esto, parece lógico que la carne no sea muy digestiva…
La importancia de la fibra alimentaria
Es un nutriente indispensable para el equilibrio intestinal. Puede tener una naturaleza soluble o insoluble (llamada así porque no se disuelve en agua). Dentro del primer tipo estarían las frutas, las semillas y las algas; y dentro del segundo: las verduras, los cereales integrales, las frutas, las legumbres y los frutos secos.
Ambos tipos de fibra cumplen un papel muy importante para el buen funcionamiento del sistema digestivo: aceleran el tránsito intestinal, disminuyen la presión sobre las paredes del colon y contribuyen a eliminar toxinas de nuestro organismo (responsables de la aparición de los radicales libres) al arrastrar los desechos intestinales.
Algunas personas que no son veganas y siguen dietas pobres en vegetales, recurren al salvado de trigo a modo de suplemento para conseguir el aporte necesario de fibra. No sólo es insuficiente sino que sería algo totalmente innecesario si llevasen una alimentación sana que incluya abundantes frutas y verduras.
Si estás pensando en iniciarte en el veganismo, esperamos haberte dado algunas razones que te convenzan todavía más (en este caso cuidar tu salud). Te animamos a que pruebes por ejemplo nuestras Espinacas con pasas y almendras.
Las espinacas son mundialmente conocidas por sus grandes propiedades nutritivas. Son ricas en hierro y otras sales minerales que ayudan a los glóbulos rojos a oxigenar la sangre. Por si fuera poco, cocidas y rehogadas son de lo más digestivo. Su alto contenido en oxalatos las hacen recomendables para diabéticos, enfermos del hígado y del riñón. ¡Además poseen mucha fibra!
Por su parte las pasas y almendras le dan un toque dulce y exquisito a este plato. Al ponerse a remojo durante 12-14 horas antes de ser cocinadas, los frutos secos activan parte de sus nutrientes. Buena parte del almidón se convierte en glucosa absorbible, haciéndose mucho más digestivas.