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foodieSegún opinan varios expertos, un aspecto interesante de esta década desde el punto de vista gastronómico es que la cocina vegana se haya puesto muy de moda.

A pesar de que la mayoría de los veganos toma la iniciativa de serlo por convicción, existe otro grupo de personas no estrictamente veganas o vegetarianas que se sienten atraídas hacia este tipo de cocina por diferentes motivos. Son más selectivos con aquello que comen, se preocupan del origen o procedencia de los alimentos y prefieren aquellos derivados de la agricultura ecológica, libres de pesticidas y conservantes.

A día de hoy es más sencillo acceder a este tipo de información y compartirla. Buscamos críticas sobre restaurantes o marcas de alimentación en blogs y revistas online. Nos interesa conocer las opiniones de otros consumidores y no nos conformamos solamente con slogans o campañas comerciales.

A su vez, también opinamos sobre lo que comemos. Hacemos selfies de nuestros platos favoritos y los publicamos en redes sociales como Facebook o Instagram.

Algunos usuarios llegan a cosechar de este modo cierta fama como “entendidos en la materia” o influencers.

En definitiva, poco a poco pero sin pausa, el marketing se ha vuelto más social también en el sector de la alimentación. Tanto las grandes marcas como los pequeños negocios locales, buscan las críticas positivas, cuidan su reputación online y quieren identificarse con un público en concreto, marcando un “estilo propio” que los diferencie de su compentencia.

¿Cuándo comenzamos a ver la comida de este modo? Los críticos son personalidades relevantes en el mundo del arte o de los deportes, pero ¿sucede lo mismo con la cocina?

Algo similar, aunque no idéntico, serían los “foodies“: apasionados por la gastronomía que dedican buena parte de su tiempo libre a conocer las últimas tendencias culinarias, las aperturas de nuevos restaurantes, etc. Gracias a internet el fenómeno se ha incrementado considerablemente.

Su influencia está abriendo una brecha en un sector tan acotado como lo era la cocina típica de nuestro país, muchas veces ligada a negocios familiares y heredera de una tradición gastronómica que dejaba poco espacio a los menús veganos.

Podría decirse que el movimiento foodie contribuyó al redescubrimiento de la creatividad y el buen gusto de la cocina vegana. Sin embargo, pese a que su expasión en España es relativamente reciente, en Reino Unido y Estados Unidos se habla de los foodies desde mediados de los ’80. El término fue acuñado en 1984 por el periodista británico Paul Levy en un libro que escribió en colaboración con Anna Barr y Mat Sloan, titulado: The official foodie handbook. Para Levy: “Los foodies reales tienen tan buen sentido del humor como gusto por la comida. Identifican nuevos e insospechados lugares y restaurantes – uno de sus juegos favoritos – y siempre comen aquello que se adapta a su presupuesto y circunstancias”.

Otras notas que los definen son:

* No deben confundirse con gourmets o personas de gusto muy refinado que prueban platos sofisticados. Muchos gourmets son profesionales de la industria alimentaria. Por el contrario, los foodies son “exploradores gastronómicos”, es decir, amateurs o aficionados que pueden desarrollar intereses muy diversos. Algunos vuelcan toda su curiosidad sobre un determinado plato o ingrediente, tratando de encontrar dónde se cocina a la perfección. Otros están interesados en todo lo relacionado con la nutrición, la inauguración de nuevos locales… o incluso en cómo funciona el mercado de los alimentos, desde el origen de la materia prima hasta la cadena de distribución.

* Tienen una actitud estética hacia la comida, tanto si la cocinan ellos mismos como si se aventuran a probar nuevos platos. Para ellos la cocina es todo un arte.

* Por esta misma razón, sus bases principales son la experimentación y la reinvención. Todo lo que probemos debe “sorprender” a nuestro paladar”.

* Son entusiastas y comparten sus opiniones en blogs y redes sociales, tratando de captar un buen número de seguidores. Los más importantes llegan a convertirse en auténticos influencers.

* Compran comida online, utilizan aplicaciones móviles para encontrar tiendas o restaurantes en su ciudad, y suelen estar familiarizados con algunas herramientas web como Evernote donde guardan sus propias recetas para compartirlas después.

* Tratan de informarse y de estar siempre al corriente sobre las últimas novedades. Leen libros de cocina y publicaciones especializadas como Apicius (considerada por muchos como “la Biblia del foodie”), Kinfolk Magazine… o ven programas temáticos de TV como  Foodie Planet.

* Tienen un apetito insaciable por explorar nuevos lugares. Sienten un interés especial hacia la cultura culinaria de su ciudad y se dedican a hacer tours gastronómicos en compañía de sus amigos. Recorren todos los restaurantes, pastelerías y bodegas de su barrio. No pasan por alto un puesto de degustación y casi siempre aprovechan la oportunidad para divertirse y visitar museos o monumentos de las ciudades que conocen. Por este motivo los expertos dicen que los foodies son un fenómeno urbano.

El interés del movimiento foodie por la cocina vegana existe desde sus orígenes. En Estados Unidos una parte de la sociedad sintió la necesidad de apartarse de una industria alimentaria que priorizaba las comidas poco saludables, con gran cantidad de alimentos procesados ricos en grasas saturadas, conservantes y sustancias nocivas para la salud.

Hoy en día mucha gente sabe que la cocina vegana es más saludable que aquella que incluye productos de origen animal o derivados; que nos aporta la cantidad necesaria de proteínas para que nuestro metabolismo funcione correctamente, y que los veganos/as no comen solamente lechuga. Sin embargo creemos que todavía existe desinformación o un interés guiado en difundir falsas ideas.

¿Cómo véis el futuro impacto del veganismo en la sociedad actual? Os dejamos con una noticia positiva: según Google Trends, las búsquedas de las palabras “vegano” y “vegetariano” se han triplicado porcentualmente desde el 2004. Tal vez la gente esté empezando a tomar conciencia y a tener una mentalidad más abierta con respecto al veganismo.

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