Skip to main content

Antes de entrar en materia, hablando de los rebozados sin huevo, puntualicemos que, aunque un importante número de personas optan por una alimentación ovo-lácteo-vegetariana, los que se declaran estrictamente veganos rechazan también los derivados animales como ingredientes. Probablemente ya imagines el motivo.

Consumir habitualmente leche o huevos fomenta una industria basada en la explotación animal que antes o después conduce a la muerte. En las granjas las gallinas son esclavas y pasan a ser propiedad de un empresario que mide su valor únicamente en base a criterios de productividad. Su vida de sufrimiento comienza desde el momento en que nacen y son seleccionados en función del sexo: las hembras se destinan a la producción de huevos mientras que los pollitos macho son arrojados a máquinas trituradoras donde sus cuerpos se utilizan para la producción de piensos que sirven de alimento a otros animales.

El “despique” y el sacrificio de gallinas enfermas y/o poco productivas son también prácticas crueles de las que se vale la industria productora de huevos para mejorar sus ganancias.

Claro está, el arte de la mercadotecnia consiste en utilizar expresiones que tienden a confundir al consumidor. ¿Alguna vez has visto en el supermercado huevos etiquetados como “de gallinas camperas criadas al aire libre”? El envase también suele acompañarse de una bonita foto de una gallina pelirroja picoteando en una verde pradera, una imagen que no se corresponde demasiado con la realidad. La legislación exige como requisito para esta etiqueta tener “por el día, acceso a un recorrido exterior en su mayor parte recubierto de vegetación (4 m2 de terreno por gallina)”. ¿A qué se traduce esto en la práctica?: naves saturadas de gallinas con grandes dosis de estrés y agresividad. Sobre estas se colocan placas móviles de unos 40 cm de largo, suficiente para que pueda declararse que las gallinas tienen “acceso” a un “recorrido exterior”.

¿Y qué podemos decir sobre los huevos ecológicos? Son aquellos en los cuales las gallinas se han beneficiado de una alimentación ecológica en al menos un 90%. Esto no garantiza sin embargo que su producción no implique crueldad animal. Por otra parte, si bien las “harinas animales” han provocado la repugnancia de la población, el hecho de que estas otras gallinas hayan sido criadas con grano no es una garantía de calidad (en la naturaleza las gallinas picotean gusanos y lombrices principalmente, hierbas, plantas verdes y sólo ocasionalmente semillas y granos).

Cuando hablamos de la industria de los huevos, existen pequeñas diferencias en cuanto al modelo de productividad, pero siempre implica explotación y sufrimiento. La única forma de garantizar que esto no suceda es dejar de alimentarnos con huevos. Como sabéis, en el reino vegetal podemos encontrar todas las proteínas necesarias para el buen funcionamiento de nuestro cuerpo. Además es posible sustituirlos sin grandes complicaciones en todo tipo de platos, ya sea repostería, tortillas o fritos y rebozados. Pueden cambiarse por otro ingrediente o bien por preparados que podemos encontrar en tiendas veganas y herbolarios.

Por ejemplo, si queremos rebozar un buen seitán bastará con pasarlo por pan rallado varias veces ya que la propia humedad del alimento hará que el rebozo quede adherido. Para otras recetas podemos utilizar harinas especiales como la tempura (ideal para rebozar verduras crujientes) o un nuevo producto llamado “no-egg” que consiste en un polvo al que se añade agua hasta formar una textura similar al huevo, aunque a nosotros nos gusta hacer nuestra propia mezcla para conseguir una riquisima tortilla de patatas, que no te puedes quedar sin probar.

Te animamos por ejemplo a que pruebes nuestras croquetas de Shiitake a la nuez moscada, 100% vegetales sin huevos ni leche por lo que también son ideales para las personas que sufren alergia al huevo o a la lactosa.

croquetas-de-shiitake-a-la-nuez-moscada

Elaboradas con ingredientes 100% ecológicos y de calidad, son el aperitivo perfecto para quienes quieren disfrutar de este clásico de nuestra gastronomía. Un plato muy sabroso, saludable y sin crueldad animal.

Leave a Reply